¿Cómo observa y oye a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, estimado lector, estimada radio-escucha, en la mañaneras del pueblo?
Parece ser que la ejecutiva federal se encuentra en un callejón sin salida, atrapada en una telaraña de hechos ajenos, pero que lamentablemente ella tendrá que resolver, so pena que la arrastren a la ingobernabilidad de no hacerlo.
La presidenta de las últimas semanas ha dejado de ser la presidenta de los primeros meses de su mandato.
Aquella: sobria, fría, como resultado de la fuerza con que gano la elección, sin ningún problema enfrente mas que las acusaciones de la oposición de ser una marioneta de su maestro Andrés Manuel López Obrador.
Se le veía entera, con voz firme, primordialmente serena en el escenario de Palacio Nacional, enfrentando las embestidas del presidente norteamericano con el tema de los aranceles, pero en la medida en que empezaron a salir las corruptelas de miembros distinguidos de su partido-movimiento, empezaron sus titubeos, se observaba irritada, desesperada, se empezó a enojar, alzar la voz, y a ser una mala replica de su antecesor.
En las ultimas dos semanas parece no encontrar una explicación a lo que esta sucediendo en torno al Marina-Gate, al affaire que enfrenta su coordinador parlamentario en el Senado de le República, a los cada vez mas escandalosos hechos de corrupción de los hijos del expresidente López Obrador, a las acciones y acusaciones que desde la Casa Blanca se tejen y dicen, como eso de que su gobierno protege a los narcotraficantes, que les tiene miedo; con funcionarios de MORENA que les quitan sus visas para que ya no pisen territorio estadounidense porque los bautizan como indeseables; y ahora, con diputados locales, federales y funcionarios de su gobierno que provienen de la religión “La luz del mundo” y su líder pedófilo Joaquín Nasson, que están siendo acusados en Nueva York por los delitos de violación a niñas y niños, y varios de los perpetradores, tienen la camiseta bien puesta de MORENA.
Son bombas que le estallaron prácticamente al mismo tiempo, y lo peor es que, por lo que vemos, al no resolverlos como debería hacerlo, demuestra lo que la vox populi afirma: ¡que ella no manda, sino solo obedece al que habita en Palenque, Chiapas!
La presidenta se encuentra en una encrucijada sin cumplir aun un año de su mandato.
Ya no puede postergar la toma de decisiones porque la corrupción del gobierno anterior ya la alcanzo. La inmoralidad de muchos morenistas del mas alto nivel ya raya en retos-desafíos para con ella misma, lo que la debilita si no toma decisiones para con estos pájaros de cuenta, por el bien de su gobierno, y del país.
Tendrá que tomar una decisión: ¿La patria, o encubridora y cómplice de un gobierno corrupto?
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