LA INSEGURIDAD que se abate sobre el Estado –y que la noche del martes costó la vida a la periodista sureña Avisack Douglas Coronado, cuando sicarios balearon la casa de campaña de la candidata de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Rodríguez Clara, Xóchitl Tress Rodríguez con la intensión de matarla, y elementos de la policía municipal borraron, sospechosamente, las evidencias; o el crimen perpetrado el domingo 11 de mayo, cuando un comando armado asesinó a Yesenia Lara, candidata de MoReNa a la alcaldía de Texistepec tras un mitin en la cabecera municipal; o la ejecución de Germán Anuar Valencia, conocido como “Napo”, candidato del partido guinda a la alcaldía de Coxquihui cuando se encontraba con otras personas en un taxi, resultando en los hechos cinco heridos; o las decenas de agresiones que han obligado a renunciar a varios aspirantes, entre otros, Elvis Ventura, candidato a la presidencia de Nanchital por MC, tras recibir amenazas de muerte-, ni son hechos aislados ni acontecimientos fortuitos, por el contrario, son hechos planeados por mentes maquiavélicas, y obedecen a tres razones: 1.-La lucha por el poder no solo de políticos desplazados que por años han ejercido cotos de poderíos autorizados desde las cúpulas, y que no están dispuestos a perder así tengan que aliarse con grupos fácticos que operan en todo el territorio Estatal (y nacional), llámense delincuencia organizada o delincuencia autorizada. Porque las evidencias más recientes dejan en claro que quienes ordenan esos crímenes son, en muchos casos, políticos, los propios alcaldes, aspirantes frustrados o catervas de adinerados que no están dispuestos a extraviar las canonjías que han disfrutado desde siempre, como son la obra pública de los ayuntamientos y otros beneficios como el control del agua y la seguridad que les permite hacer alianzas subrepticias, valiéndose, por lo tanto, de pequeñas células delincuenciales dispuestas a todo por dinero, hasta quitar de en medio a quienes consideran estorbos para sus mezquinos intereses.
2.-Y ESTE, tal vez, constituye el principal motor de la inseguridad que ahora se vive en el solar jarocho: el desconocimiento que tienen las autoridades en funciones del mapa político-delincuencial del Estado, al haber nombrado en cargos claves a improvisados sin la menor experiencia en detectar factores de riesgo, aun cuando se cuenta con personas que conocen de cabo a rabo sus regiones, pero que son soslayados por el avasallamiento de quienes llegan con ínfulas de grandeza y total desconocimiento de los grupos que manipulan la vida los gobernados a base de amenazas y extorsiones. Así, por ejemplo, el subsecretario de Gobierno, José Manuel Pozos Castro, quien se la pasa en casas de apuestas de plaza Cristal o Animas, no tiene una Dirección de Política Regional confiable que entregue informes diarios (hasta cuatro cortes al día) de quien es quien en las distintas zonas de la Entidad y como se mueven. Si a los nuevos responsables les preguntaran quienes ejercen los cotos de mando en Chicontepec, Tuxpan, Poza Rica, Papantla, Martínez de la Torre y San Rafael, o en la costa Esmeralda donde ocurren cosas raras; o en los distintos municipios del sur y centro del Estado, entre otros Córdoba, Orizaba, Coatzacoalcos, Minatitlán y Los Tuxtlas, de seguro lo ignoran, cuando el manejo de la información con sentido de oportunidad es lo que permite dimensionar acontecimientos que pudieran ocurrir, adelantándose a estos. No se debe soslayar que la información adecuada es el principio de la acertada toma de decisiones. Ahora bien, en el Gobierno de Miguel Alemán Velasco se fortaleció el sistema Estatal de Seguridad, concentrando cuatro cortes diarios de informes off the record que enviaban, incluso, agentes encubiertos como meseros, boleros, taxistas, y en el mejor de los casos, agentes de tránsito e informadores de Política Regional, policías y hasta uno que otro sacerdote. La información enviada pasaba a los analistas políticos, se entregaba un informe al Secretario de Seguridad y, paralelamente al Gobernador, y ambos decidían lo pertinente antes de que estallarán acontecimientos violentos. Había miles de cedulas políticas, esto es, carpetas que definían a la gente de poder, incluidos periodistas. Se sabía dónde vivían, a quienes frecuentaban, sus gustos o tendencias sexuales, cuentas bancarias que poseían no solo ellos sino sus conyugues y los familiares más cercanos, ya que muchos solían esconder propiedades a nombre de sus padres. Nada de eso hay ahora, no hay cámaras de video vigilancia suficientes porque los MoReNos son tacaños, desorganizados e irresponsables, a sabiendas de que hagan lo que hicieren serán perdonados, como la muerte causada por la camioneta del líder estatal guinda, Esteban Zepeta en contra de un motociclista en Uxpanapa, un crimen irresponsable que dejo huérfanos y una viuda, aunque ello es lo que menos importa sino defender al irresponsable sujeto y cubrirlo con el manto de la impunidad.
3.-LA POLICIA Estatal, pero sobre todo las municipales juegan un papel determinante en la inseguridad. Mal pagados, maltratados por los superiores que los usan como carne de cañón para la comisión de delitos, para la sociedad se han convertido en poco confiables. El paupérrimo salario que perciben los hace presa fácil de caer seducidos por los recursos que les ofrecen grupos armados a los que sirven en muchas regiones del Estado. Por ello es necesario rotarlos a otras zonas, aunque en el caso de los municipales, mínimo el 70 por ciento no ha pasado exámenes de control y confianza. Por ello, el vacío de poder que dejan lo ocupan células de la delincuencia que se han expandido a todo el Estado, imponiendo candidatos a alcaldes, síndicos o regidores, y a quienes se niegan a negociar previamente los amenazan o arrebatan la vida.
UN ESTRATEGA en seguridad comentó al reportero en alguna ocasión: ¿sabes desde donde fluye la inseguridad que se respira en las calles? Y sin esperar respuesta soltó: en las cárceles. Allí están recluidos los principales delincuentes, y desde allí mandan ordenes al exterior. Sus bandas siguen operando como si nada y reportando ganancias a sus líderes que al interior de los penales viven a cuerpo de rey. Una investigación posterior así lo corroboró, hay o había celdas con televisores, refrigeradores, clima, salas y un sinfín de muebles que les hacían la vida placentera. Recibían dinero a manos llenas que pasaba por las aduanas previo moche a custodios. Un secretario de seguridad aprovechó la coyuntura, obligando a varios jefes delincuenciales a delatar a las bandas rivales si querían mantener sus privilegios, y se hizo la cacería. Cayeron varios delincuentes pesados y llegó, medianamente, la paz. Pero actualmente todo eso se acabó. Llegaron a las instancias de seguridad y procuración de justicia personas que desconocen el Estado, que no tienen informadores que les nutran para la toma de decisiones. Basta saber que en el Gobierno de Cuitláhuac, Seguridad Pública fue una cajota grande que administraba Ulises Rodríguez, o salud, con Jorge Eduardo Sisniega Fernández al frente quien, de acuerdo a la Gobernadora Rocío Nahle, ya enfrenta denuncias. En fin, la mandataria Estatal debería dar un golpe en la mesa, cambiar lo que no sirva y reiniciar un gobierno con profesionistas capaces y experiencia probada para avanzar en lo que necesita el Estado: una red de información que le permita la toma de decisiones. No bastan las declaraciones sin sustento. No hacerlo podría llevar a esta administración a los mismos estándares de Cuitláhuac García, lo que sería una lástima dado las expectativas con las que llegó Nahle García al poder. Así las cosas…OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|