Si lo que el mundo gasta en armas, lo gastara en educación, en el campo, en servicios de salud, en el deporte, etc. -alcanzaría para muchas cosas- el mundo sería diferente. Pero no, se la pasan peleando los unos contra los otros por estupideces, como que uno cree en un dios, y el otro en otro...
Y con esas creencias convertidas en convicciones y hasta fanatismos, luchan para imponer su forma de ver las cosas; y por una libertad que ni conocen; pues finalmente, al creer que todo pasa porque dios así lo dispuso, implícitamente se reconocen juguetes del destino. O sea, que el libre albedrío y nada, son dos nadas...
Todas las religiones, en el fondo, son negocios. Y negocios fraudulentos, pues viven de engañar a la gente. Y sus representantes, son todavía peores que los banqueros, lo que ya es decir bastante. Un Legionario de Cristo, siguiendo el ejemplo del tipo llamado Marcial Maciel, fundador del negocio, fue detenido acusado de haber abusado sexualmente de un infante. Y cómo él, sólo hay que preguntar cuánto han pagado en los EE.UU. para acallar los escándalos de sus degenerados Legionarios y no legionarios. Todos son unos degenerados que van en contra de las Leyes de La Naturaleza. El disque por permanecer célibes, en eso acaban...
Como casi todo el mundo cree en un dios, lo natural es que sus creencias las transmitan a sus descendientes. Yo también creí en Jesús. Cuando leí que vivió y murió en Cachemira, allá en la India -de eterno pleito con los musulmanes de Pakistán- quería ser hasta cura. Pero llega un momento en que estudias, consecuentemente reflexionas y ya piensas de otra manera...
La gran mayoría cree que dios está en el cielo -las mitologías hablan de que sus dioses bajaron- y como sólo se baja de arriba, pues voltean al cielo para elevar sus oraciones y pedirles diferentes cosas que, dicho sea, sólo de paso, nunca las conceden...
Hay esporádicamente se avientan algún milagro ramplón, como curar a alguien, o que se salve de un avionazo, como acaba de suceder en la arriba citada India. Pero nada más; de acabar con la violencia nada...
Cabe aclarar, que los dioses y la democracia no se llevan. Ninguno es demócrata. No importa que la mayoría les pida algo, nunca lo conceden. Se les dice que no se quiere la guerra; y sin embargo no hay modo de vivir en paz. Podría decirse que “les vale”, son todo-poderosos y podrían terminar las guerras con su sola voluntad. Pero, o no se les da la gana; o en el fondo es que no pueden hacerlo...
Muy pocos somos los que vemos a dios sin mirar hacia arriba, sino hacia abajo, hacia La Tierra. Quien, a pesar de que no somos sus hijos, nos da de comer, sustenta nuestras vidas. Y no somos sus hijos, porque el ser humano, a diferencia de todos los demás seres, no tiene una finalidad sobre el Planeta, es decir, no hay ninguna razón para que estemos aquí. Pero hay más...
Ni siquiera somos importantes. Guerra nuclear o no, cuando el Hombre desaparezca de la faz de La Tierra, todos los demás, van a salir a festejarlo. Hasta que nos los quitaron se escuchará por ahí. Pero, mucho antes de que desaparecieran las abejas, ya habríamos desaparecido los humanos y de hecho, la mayor parte de los seres vivos. La vida de las abejas es más importante que la vida de toda la especie humana, incluyendo filósofos, sabios y poetas...
Todos los seres vivos, como eslabón, forman parte de una cadena ecológica. El hombre no. Lo que quiere decir, que no somos de aquí, que llegamos de fuera, que somos parásitos de La Tierra, hechos a imagen y semejanza de dios; si quieren. Pero al fin parásitos...
Y nos reproducimos como parásitos. De hecho, estamos invadiendo La Tierra. Donde el Hombre pisa, acaba con la vida. Todo lo destruye. Y esto no puede seguir así. El Hombre, este Hombre sale sobrando. O cambiamos o estaremos condenados a desaparecer.
Ya de salida...
Si la señora Citlali Hernández Mora es quien representa a las mujeres; debieran de quejarse. Pues qué puede esperarse de quien no puede reprimir sus impulsos ni para comer. Porque quien no puede dominarse a sí misma, es norma que tratará de dominar a los demás. Y eso no presagia nada bueno...
Sin omitir, que al ser todos el resultado de lo que hemos comido; se puede asegurar, que generalmente los gordos tienen la cabeza llena de lo mismo que tienen llenos los intestinos.
Pero aterricemos en el mundo...
En nuestro mundo, donde los hombres de bien, los que a la vista de todos han hecho su dinero con trabajo y apoyando a la gente, estorban en la política. Que es lo que le sucede a Ricardo Ahued. Quieren su cargo para desde ahí manipular a la Gobernadora y él les impide hacer sus negocios...
Aunque otros en su lugar, máxime cuando no necesitan nada de la política, ya habrían aventado el arpa. Pero la sociedad, que bien lo conoce, espera que siga adelante, porque lo que necesitamos en la política es gente honrada. A los otros ya los conocemos.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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