“Hecho en México” es un emblema que fue diseñado como distintivo de productos elaborados en nuestro país, tiene el propósito de promover la identidad nacional con productos de calidad y capacidad para competir en el mercado nacional e internacional. Ese emblema se incorporó al Plan México diseñado por el gobierno mexicano como su marco de propuestas y metas a alcanzar. Hecho en México es un muy buen propósito a cuya promoción se comprometieron los sectores productivos del país. En hora buena, porque México destaca entre las economías más fuertes de todo el planeta; hay, no obstante, ciertos detalles por superar, y no de menor importancia: los de orden político-administrativo y los de fuerte acento cultural, que necesariamente debemos superar para efectivamente enaltecer lo Hecho en México.
Porque en México la aplicación de la justicia está “clásicamente” obstruida por la impunidad, de allí la proliferación de delitos de cuello blanco y el desmesurado crecimiento de la corrupción, reducir ese impacto es requisito sine qua non. Un segmento importante en nuestro país es el que se refiere a la obra pública, cuyo defecto central es la ausencia de planeación, se acompaña con el pronunciado desfase entre lo originalmente presupuestado y lo que finalmente sale costando, también en la duración de la obra. El rosario de casos es de generosa abundancia de casos, a continuación, solo algunas: Biblioteca Vasconcelos, inaugurada por Vicente Fox en 2006, el presupuesto original fue de 805 millones de pesos, pero al final ascendió a mil 200 millones de pesos, las prisas por inaugurarlo evidenciaron serias fallas (goteras, principalmente) que obligaron a posponer su funcionamiento y a gastar más de 20 millones de pesos adicionales para arreglar los desperfectos. La Línea 12 del Metro en CDMX inaugurada por Calderón y Ebrard en 2012: esa obra pasó de un presupuesto original de 17,500 millones de pesos a costar 26,000 millones de pesos, y por encontrarse defectos en el desgaste de las vías demoró meses para entrar en funciones. La Estela de Luz, emblema del Bicentenario, se aplazó más de trece meses, su costo original fue de 200 millones de pesos, pero por retrasos y al final el gobierno pagó 1,575 millones de pesos. El Tren Interurbano México-Toluca iniciado por Peña Nieto, y continuado por López Obrador aún no se concluye. En Veracruz también tenemos ese tipo de medallas: el Túnel bajo el rio Coatzacoalcos, de poco más de un kilómetro, se proyectó con un costo de mil 200 millones de pesos, iniciado en el gobierno de Fidel Herrera ya con Duarte de Ochoa se habían gastado 5 mil millones de pesos, y fue inaugurado y concesionado por el gobernador Yunes Linares. El libramiento de Cardel, de 17 kilómetros, fue inaugurado parcialmente por Fidel Herrera en 2010 con un gasto, dijo, de 450 millones de pesos; Duarte no pudo concluirlo y fue hasta el gobierno de Yunes Linares cuando se concluyó después de un gasto presupuestal de más de 5 mil millones de pesos. con un gasto de más de mil millones de pesos. ¿Y el Tren Maya? ¿Y Dos Bocas? Sin duda alguna, son casos para Ripley, y todo Hecho en México. |
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