Si algo debe reconocerse a Cuitláhuac García es haber, por lo menos, igualado a Javier Duarte, otro exgobernador, en la percepción ciudadana respecto a cuál ha sido el peor gobernante de esta entidad de las ultimas décadas. Ambos tienen la coincidencia de haber llegado al cargo de gobernador sin tener merecimientos ni el respaldo de una trayectoria político-administrativa que avalara ese vertiginoso ascenso que los condujo del anonimato al estrellato político. Se encuentra analogía en que sus respectivos gabinetes aprovecharon el cargo público para enriquecerse sin pudor alguno. También los equipara su ineptitud para desempeñar el cargo sorprendentemente adquirido. Dramáticamente para la entidad veracruzana uno y otro entregaron malas cuentas a sus respectivas sucesiones, para mal de la población veracruzana. Duarte y Cuitláhuac legaron severos problemas financieros a sus respectivas sucesiones, una deuda pública bastante acrecida sin que en la geografía veracruzana existiera constancia de la aplicación del dinero público. Ambos dos, Duarte y Cuitláhuac, son nacionalmente conocidos por ineptos y por prácticas corruptas.
Sin embargo, también existen diferencias en sus respectivas circunstancias: Duarte y algunos de sus equiperos pagaron con cárcel sus latrocinios. En contraste, pese a su lamentable desempeño en Veracruz, a Cuitláhuac se le premia con un cargo público en el gobierno federal. El partido de Duarte, el PRI, perdió la elección sucesoria y el sucesor fue un gobernador panista que puso al descubierto las tropelías del duartismo. En cambio, el partido de Cuitláhuac, MORENA, refrendó su estancia en el palacio de gobierno de Xalapa. Duarte no concluyó su periodo porque emprendió la fuga antes de su finiquito. Cuitláhuac festejó a su sucesora. El padrino de Duarte, Fidel Herrera, sintió la rudeza de la ingratitud de su sucesor, aunque debe reconocerse que éste le cubrió bien las espaldas. El padrino de Cuitláhuac, AMLO, le buscó colocación en el cargo “estratégico” (Sheinbaum dixit). Duarte mandó dinero a México en bolsas empacadas en cajas de cartón; Cuitláhuac, se dice, recibía el dinero de la federación en puerta giratoria, de allí que en ambos casos el recurso publico ejercido no se reflejara en obra ni en servicios públicos. Ambos merecen el repudio ciudadano, pero ¿qué hicimos los veracruzanos para merecerlos? Es pregunta tímida por adivinar la respuesta. |
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