El sábado anterior la presidenta estuvo en Nayarit, en su discurso en Tepic aclaró a los allí presentes: “Sólo hay de dos sopas: o regresar a la corrupción del pasado o seguir avanzando con la Cuarta Transformación de la vida pública de México, y el pueblo quiere transformación. El pueblo quiere gobiernos que sirva al pueblo, eso es lo que quiere el pueblo de México, y en eso estamos empeñados”. Es evidente la intencionalidad política inmanente en esa alocución porque se ajusta a la pauta impuesta por AMLO por procurar convencer que MORENA es un movimiento impoluto que trae la solución de los problemas nacionales, comenzando por el combate a la corrupción, un expediente que resultó en estrepitoso fracaso del gobierno antecesor porque paradójicamente elevó los índices de corrupción en México, lejos de aminorarlos. La barredora fue deficitaria porque no funcionó ni de arriba hacia abajo ni en sentido contrario.
La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2023, descubrió que ocho de cada diez mexicanos asumen que la corrupción persiste en el país como práctica muy frecuente. En el Índice de Percepción de la Corrupción 2024, elaborado por Transparencia Internacional, México obtuvo 26 puntos sobre 100, eso lo ubica en la posición 140 de 180 países evaluados, para mejor entendimiento, en América solo nos superan Guatemala, Paraguay, Honduras, Haití, Nicaragua y Venezuela. En 2012, México tenía 34 puntos y ocupaba el puesto 105, pero para 2024 descendió a 26 puntos, una caída de 14 posiciones desde 2012. El estruendoso caso de Duarte de Ochoa en 2016 y Segalmex en 2023 marcan los puntos más relevantes de la percepción de la corrupción en este país. Por supuesto, la Estafa Maestra, con desvío de 7 mil 700 millones de pesos ocupa lugar relevante, pero lo de la Casa Blanca de Peña Nieto palidece ante Segalmex y pierde relevancia comparado con los cientos de miles de millones de pesos del Huachicol fiscal. Frente a este nutrido elenco de casos de corrupción, el cuento de las dos sopas de la narrativa presidencial pierde vigencia y sustento para quedar reducido a un propósito de propaganda política. |
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