Es sorprendente lo que está sucediendo en este país: se aseguran millones de litros de hidrocarburos, miles de pipas, motocicletas, contenedores, cisternas, vehículos, buques, y hasta una mini refinería, pero no se detiene a nadie. ¿Acaso los barcos cargados con millones de litros de hidrocarburos navegaban por la libre? ¿Nadie supervisó la carga? ¿y el destinatario en cada caso? Se aseguran laboratorios clandestinos de elaboración de drogas, pero siempre cuando nadie se encuentra en el lugar. Según el fiscal general, en su dependencia obra una orden de aprehensión contra el boxeador Julio César Chávez Jr. pero nunca fue ejecutada pese a que en sus estancias en México no se escondía. ¿Tenemos que esperar las acciones del gobierno estadunidense contra los generadores de violencia en México para entonces reaccionar solicitando información del hecho? Se entienden las dificultades que enfrenta la presidenta Sheinbaum para actuar con plena libertad, es muy visible el cerco que le tendió su antecesor con colaboradores afines lo que le impide operar con plena libertad, pero ya se acumulan los casos que alertan sobre la notable injerencia transexenal, eso forma una circunstancia muy incómoda para la presidenta, se supone.
La paradoja radica en que, el gobierno de Sheinbaum, en la medida en que actúa en contra de la delincuencia organizada, descobija la trama escondida en la “estrategia” de seguridad de su antecesor: por los motivos que se imaginen, dejar hacer, dejar pasar. Pero, a la vez, al momento de actuar contra quienes desde espacios de poder alimentan esa “estrategia” propia del liberalismo económico, se empantana en un terreno movedizo que le impide proceder con las armas de la ley. |
|